viernes, 31 de mayo de 2013

Circense


Crítica Teatral
CIRCENSE
Habla el horror.


Por Tomás Rodríguez



 Antonin Artaud hablaba del “Teatro de la Crueldad”: un teatro nuevo, que no estuviera centrado en la palabra, si no en el cuerpo y en imágenes que trastornara al espectador por su oscuridad, crueldad y horror, apelando al subconsciente, a los sueños, que según Artaud son más reales que la trampa que la razón nos impone. Rechaza estéticas tales como el realismo, y al tipo de vida de la sociedad burguesa y capitalista según él carente de encanto o alegrías, y pretende alterar al espectador para que este se conecte con las profundas zonas de su espíritu que son reprimidas por esa cultura. Pretende un teatro ritual, que regrese a su sentido primigenio. Pura verdad, romper con las mentiras.
Desgraciadamente para nosotros, Artaud solo teoriza sobre el teatro, pero no nos deja ningún método o sistematización mediante el cual llevar a cabo lo que él pretende lograr en la escena; siendo quizás esta su mayor provocación, la de entregarnos una consigna y a su vez, el desafío de no saber cómo trabajarla.
Muchos directores, pensadores y artistas han intentado caminos para llegar a esa idea de Artaud, a ese teatro cruel, de los sueños, donde ni la razón ni palabra fueran lo más importante. Los resultados han sido diversos. Claudio Gatell parece ser uno de ellos, que combinando la filosofía artaudiana, con las ambiciones compositivas de Kantor e imágenes que remiten a la estética de las películas de David Lynch, nos arroja (porque no la entrega, hace algo más agresivo que solo entregarla) Circense.
El espectáculo toma como disparador el cuento Circe de Cortázar. Toma solamente un aspecto: una extraña y misteriosa muchacha de familia, un noviecito que quiere su amor y va conociéndola lentamente. Pero ella es rarísima, oscura.
A partir de ahí la imaginación vuela, la del creador y la de los espectadores. No se nos dará nada servido. Las palabras de los personajes no son suficientes para afirmar ni tema ni suceso durante la obra; estampas siniestras, tétricas, atractivas, terribles, se suceden ante la vista de los espectadores. Los actores, como fantasmas, miran a público, se acercan a él, gritan, ríen, caminan en la oscuridad. Sulfúricos y amargos todos ellos, componen estas imágenes, como si fueran pintores tridimensionales, incluso virtuosos por su uso del cuerpo: algunos momentos requieren un cierto control.
Algunos fantasmas que pueblan la escena, una mujer que es un antiguo recuerdo, el grotesco personaje del padre de Circe, la madre abnegada, vieja, grotesca; el noviecito tierno que de pronto es rígido soldado, y Tadeausz, el payaso que parece emerger de los sueños de Circe, siendo su nombre quizás un homenaje al inspirador Kantor.
La corporalidad manifiesta por los actores es precisa, suplanta los escases de palabras. No porque en el espectáculo no se hable, si no porque las palabras adquieren un valor relativo al lado de las impresionantes apreciaciones visuales, de las cosas que ocurren ante los ojos.
Las luces son pocas pero adecuadamente usadas para lograr los climas que la propuesta exige: se usan tanto las luces como la ausencia de ellas.
Escasa escenografía, tan solo una mesa, un armario y una cama: suficientes, no se necesita más, el resto es su uso, los cuerpos en movimiento y las actuaciones, todos ellos intervenidos de a ratos por una música que acompaña las transiciones y resalta los momentos.
¿Provocaciones? Miles, sobretodo de la mano del payaso Tadeausz, macabro, burlón, libidinoso, que parece ser el único consuelo de la vida opresiva de la joven Circe, y digo “parece” porque la obra no afirma absolutamente nada, pasan cosas, no se sabe si ciertas o falsas, si sueños, recuerdos o verdades, y el espectador le asigna sentido a esas cosas. O lo intenta, porque se ve avasallado por una escena que lo golpea y no espera a que se levante del suelo con una respuesta que satisfaga el desconcierto.
IDEAL para quienes disfrutan de lo nuevo, lo desconocido, lo poco convencional, lo sensorial se aprovecha al máximo. ADVERTENCIA: todos aquellos que quieran una historia con principio, desarrollo, final y que se entienda fácil, abstenerse. Habrá miles de obras en el circuito teatral porteño que podrán satisfacer sus ansias de rápido entendimiento, desde la Calle Corrientes hacia el off del Abasto, Caballito o Palermo. Esta es una propuesta para lectores audaces y que no temen no saber qué hacer o pensar en una sala de teatro.
Circe inquieta. Es cabal que se divulgue la importancia de trabajos que incursionen en este tipo de estética, ya que hay pocos. El teatro de texto, donde el sentido se carga fervientemente y sobretodo en el discurso lingüístico, en la palabra, en tramas psicologuitas, en estilos de actuación stanislavskiano, ha pegado muy fuerte en la Argentina, y otras estéticas teatrales, como la Grotowskiana o la del propio Kantor no han tenido suficiente emergencia. Sea por un tema de gustos, por cuestiones culturales, o porque el mercado instala esa estética como la hegemónica (o, por qué no, debido a que el realismo es la estética preferencial de la clase media, que sabemos que es la que más va al teatro y la que lo ha vuelto desde hace tiempo sobretodo un lugar a donde va a verse a si misma, va a ver algo parecido a su realidad. SUMAMENTE INTERESANTE DEBATE que no viene a cuento en esta reseña).
Por todo lo que acabo de decir me es difícil decir de qué se trata, por eso apelo a como uno sale si sabe aprovechar lo que el espectáculo va: trastornado, como cuando se tiene una pesadilla. Con el subconsciente y la imaginación abierta de un tajo, para gracia del espíritu artaudiano.
La fantasmal cita es en el Teatro IFT (Boulougne Sur Mer 549), sábados 20:00 hs, ÚLTIMAS 5 FUNCIONES, A NO PERDÉRSELA.

Actores: Marcelo Roitman, Leandro Martin Lopez, Emilce Rotondo, Agostina Greco, Sasi Crowe.
Dirección, dramaturgia y puesta en escena: Claudio Gatell.


Vestuario y escenografía: Mariana Cirulli.
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jueves, 30 de mayo de 2013

Cuentos de allí y allá: Circo

Cuentos de allí y allá
Circo

Laura Romina Scarpelli

Con normalidad la dejaría a una absolutamente desorientada el hecho de despertar con el cuerpo en concordancia con una silla ajena, en la esquina (al parecer derecha, aunque nada es absoluto) de una habitación de una habitación de paredes desproporcionadas.
Probablemente tenía las manos atadas tras el respaldo de la silla. ¿Qué habrá sido de las vendas manchadas de sangre que decoraban sus muñecas? ¿Y por qué aún conservaba el cigarrillo a medio fumar en la comisura de sus labios?
El humo encontraría su muerte en arabescos cuando puede comenzar a percibirse apenas el color de sus pupilas (castañas, pero amarillas si queremos volverla todavía más hermosa) detrás de sus anormalmente espesas pestañas negras.
¿Por dónde proseguir?
La forma en que había llegado hasta allí, no importaba. Las circunstancias, tampoco.
Ahora había que poder ver con la mirada cansada, el globo ocular con pequeñas rayuelas rojas que parecían querer meterse entre su campo de visión. Era extraño, pues las mesas solían ser cuadradas. Rectangulares, a lo sumo. Pero ahora, medio de frente, más allá de su nariz respingada, más allá de sus costillas y de las tenues marcas en la delgadez de sus piernas, más allá de sus zapatos pesados, se extendía, desafiante, la circunferencia que pretendía ser mesa, bajo una luz directa en una habitación en la que sólo se distinguía con claridad el plato con inmensas rosas rojas, centrado, y los bordes difusos y sangrantes de aquello que se creía mesa. Extrañas criaturas las mesas.
-Sentite segura de abrir por completo los ojos…
Suspiró alguien. Tal vez, la oscuridad.
-…Ellos no pueden divisarte.
Y sus pupilas amarillas se extendieron al resto de la habitación.
-¿Va a pasar algo?- Resuenan como pueden sus labios carnosos a través del eterno cigarrillo.
Y obtuvo respuesta, si es que puede llamársele así al chillido de una puerta.
Cosas. Cosas aludentes a la repugnancia. Cosas con el cerebro atrofiado por las telenovelas de las cuatro de la tarde, con polleras por debajo de las rodillas, sucias y malolientes, los pies deformes, el pelo canoso, las manos contaminadas con exceso de sal y saliva, la dentadura podrida, los ojos inyectados que proyectan una mirada que quiere ser tierna, aunque sólo logra causar más repulsión en la criatura sublime que las miraba incrédula desde la silla en la esquina tal vez derecha de la desproporcionada habitación.
Cosas. Cosas con forma de personas.
Se sientan cada una en una silla (más pequeñas que aquella en la que reposaba ella) alrededor de la mesa, riendo y gorjeando escandalosamente, exponiendo su extrema ignorancia sin ningún tipo de pudor.
¿Cómo pueden?
Era difícil mantener la hilaridad del presente ante tal escena.
Debió rendirse ante la idea de que todo era producto de la imaginación de alguien (de ella, de otro, de la oscuridad).
Entonces, sin que nadie se inmute, un mono trepa por la pata de la criatura que quiere ser mesa, y se sienta sobre el plato de las rosas. Quedan (las que no perecen bajo el peso del animal) alrededor de sus patas, y cada una de las cosas toma una de las hermosas gemas rojas.
A las rosas (en especial las rojas) debe tratárselas con sumo cuidado y respeto, ya que son unas de las flores más majestuosas y vengativas de las que se tiene conocimiento.
Cada una con su respectiva rosa de frente a la mesa, con completo desdén comienzan a arrancar cada orgásmico pétalo, y, en un inhumano acto del que cualquier dictador genocida se avergonzaría, se lo llevan a la boca, lo mastican y lo tragan y lo celebran al unísono.
Las arcadas suben por el cuello de ella, mientras se le escapa el odio vuelto lágrimas.
El mono, sentado en la espalda de la criatura que quiere ser mesa, capta sus inmensos ojos amarillos, y llamando la atención de las cosas, la señala vagamente.
El asco es aplacado por el estado de alerta.
Se inicia una especie de disputa entre las cosas, que hablan como si tuvieran comida en la garganta, acerca de quién se pararía, de que había dolor de piernas, de que los huesos no son como antes, de que antes las jovencitas eran decentes, las casas se inundaban, los esposos golpeaban a sus mujeres y en el verano no hacía tanto calor.
Ella pone todo su empeño, luego de confirmar que su revólver seguía guardado en la pequeña funda que rodeaba su pierna, bajo la falda del vestido, en recordar cuantas balas quedan.
Una de las cosas emprendió camino hacia ella.
Y ella, con cinco balas.
La cosa se acerca y desenvuelve las arcadas tras su aliento putrefacto. Trata de desatar el nudo, pero no puede. Sus manos son torpes y sus labios no dejan de producir un sonido que no es de succión, pero podría parecérsele,  y la mente de ella está al borde del colapso. NO PUEDE SOPORTAR.
Cuando la cosa, convencida de haber desatado el nudo –aunque en realidad, ella tironeó hasta romper aquello que la ataba- la toma con una mano sudorosa y la lleva hasta la mesa.
Se sienta, y las cosas ríen y babean y se hurgan la nariz, y el odio de ella es inconmensurable.
Cinco balas pero no quince.
Quince cosas y sin contar al mono, y no veía cómo salir de ahí.
Aún quedan rosas en el plato. Una de las cosas toma una, y se la ofrece a ella. Asco ante tal atrocidad, y la rosa le toca apenas la nariz, aroma celestial, y ella se niega rotundamente a separar sus carnosos labios (que perdieron la colilla del cigarrillo en algún indeterminado momento de soledad).
Cinco balas, pero no quince y sin contar al mono, y nadie digno de escuchar una reflexión, y no hay forma de escapar de ahí.
Las cosas siguen gritando y babeando y profanando rosas como si estuvieran exhumeradas de la condena que debería imponerles el mundo.
La vista de ella se retuerce, las lágrimas la invaden mientras las cosas tratan de hacerla participar, de hacerla una de ellas, amorfa y asquerosa, como todas las allí presentes.
“Tal vez, gritarían” piensa ella. “Tal vez hagan con mi cuerpo lo que hacen con las rosas. Tal vez me dejen pudrirme acá, en esta silla”

No importaba. Era mejor que volverse una cosa, era más digno, más placentero. Cinco balas pero no quince, cuando su mente trata de elaborar una reflexión a la altura de las circunstancias, pero sólo maquina, apenas, para guiar a la mano a expresarse a través del metal frío que linda con su sien, y se pierde con el aliviante e ínfimo sufrimiento que prosigue al frenesí de un delgado dedo índice que acciona, con morbosa delicadeza, el gatillo de un revólver.
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miércoles, 29 de mayo de 2013

Liniers met Saturday Night Live

Liniers With His Dick In a Box 





Fantasía de nuestra editora Chibi y nuestra Correctora Ari
vuelta dibujo gracias a Santi Milanesa






                               



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Las verdaderas aventuras de Liniers ♥


Historietas
Las verdaderas aventuras de Liniers

Por María Lamas Lagiglia (@MariaDLirio)

Estuve evitando este momento desde que empecé a escribir notas para Jóvenes y Parlantes, y es que este tipo ahora está muy de moda. Aunque si lo nombrabas hace un par de años atrás nadie sabía quién era hoy, cualquier hipster te diría que es too mainstream. Pero yo lo estuve pensando y, la verdad, no me importa que se haya vuelto famoso, no puedo enojarme con su progreso, es absurdo; además, lo amo tanto… A veces quisiera casarme con él –nota de la editora: stalker detected-, después me acuerdo de la hermosa familia que tiene y me arrepiento de mis pensamientos impúdicos, no podría romperla… Okay, ya me fui por las ramas como siempre.
La primera vez que leí el nombre Liniers (como historietista, no como virrey ni como barrio) fue en una tira de un muchacho nuevo que estaba buscando la forma de dibujarse a sí mismo, que en un momento se dibujó como conejo pero alguien le recordó que así se dibujaba Liniers (el pseudónimo es Juan Vegetal, también se quiso dibujar como tomate pero el mismo amargo le recordó que el tomate es una fruta, no un vegetal). Me llamo muchísimo la atención… En ese momento no sabía que algunos historietistas tenían la manía de meterse en sus tiras… Mucho menos que les gustara hacerlo de esta forma tan extravagante. Quizá lo hizo por vergüenza, quizá para conservar cierto misticismo; ambas opciones son validas pero… ¿Por qué un conejo, Lini? ¿Por qué? Espero algún día poder tener el honor de preguntárselo.
Ricardo Liniers Siri (posta que su segundo nombre es Liniers, no es ningún alias) nació el 15 de noviembre de 1973, y desde pequeño fue un ávido lector, comenzando por Mafalda, por supuesto. Cuando terminó el secundario, Richard, intentando continuar con la tradición familiar, quiso estudiar derecho, pero claramente no era lo suyo, también intento con Ciencias de la Comunicación, y finalmente terminó en publicidad, aunque nunca se dedicó a ello.
Como la mayoría de sus compañeros de género empezó publicando fanzines. Al principio los grandes diarios le rebotaban sus trabajos porque supuestamente “no se entendían” hasta que en 1999 consiguió publicar en el suplemento No! de Página/12 una tira semanal llamada Bonjour. Es bastante distinto al Liniers actual, aunque en esa época ya estaban los pingüinos y algunos otros personajes de ahora. Imagínense lo distinto que era que cuando sacaron el libro “Bonjour” en Ediciones de la Flor junto con los libros de “Macanudo” (historieta de la que ya hablaremos en algún próximo párrafo, pero les adelanto que es muchísimo más inocente y tierna; Naif le dicen los expertos) tuvieron que incluir la aclaración en la tapa “PUBLICADO CON ENTUSIASMO POR EDICIONES DE LA FLOR. DESGRACIADAMENTE NO ES RECOMENDABLE PARA NIÑOS POR SU HUMOR SOEZ Y DESUBICADO.” Los Bonjour son como unos macanudos medio drogados… Perdón, me es imposible no compararlos, pero lo voy a intentar. A ver… En Bonjour se critica mucho a la sociedad, además de esos característicos chistes en los que si todo sale bien (a veces los personajes se revelan) uno tiene que leerlos varias veces para darse cuenta que los entendió desde el principio, nada más que esperaba algo más intrincado que un simple pingüino enojado o el epitafio de Penélope Glamour.
En 2002, Maitena (siempre está Maitena detrás de todo, algún día escribiré sobre ella) le presentó los trabajos de Liniers al editor del diario La Nación, y a partir de ahí nació la tira diaria “Macanudo” gracias a la cual hoy es reconocido mundialmente y que posee un humor inteligente, fresco, inocente y algo bizarro. Una frase muy característica mía es: “Siempre que estés teniendo un mal día entra a una librería, pedí un Macanudo, abrilo en cualquier pagina y lee lo primero que encuentres… Listo, te alegraste el día, o por lo menos el rato”. Macanudo es una historieta llena de personajes tiernos hechos con acuarelas (cosa que los hace aun más tiernos) y entre ellos se encuentran “Enriqueta” una pequeña niña vestida de celeste, ávida lectora como su creador, siempre con ideas existencialistas aunque inocentes; “Fellini” el mejor amigo de Enriqueta, un gato negro de nariz roja que se encuentra constantemente involucrado en problemas; “Madariaga” el oso de peluche de Enriqueta que aunque nosotros lo veamos inanimado ella lo ve lleno de vida; “Los Duendes” unos entes extraños con sombreros puntiagudos y vestiditos, cuya ocupación es hacerle maldades a la gente mientras duerme, aunque algunos les dejan caramelos debajo de la almohada a los políticos que se portan bien; “Picasso” ¿Todos conocemos a Picasso? Bueno, en Macanudo, Liniers trata de imaginarse cosas que a lo mejor le pasaron a él, como verse al espejo y verse cubista; “El misterioso hombre de negro” es un tipo misterioso, dah, nunca habla, pero alrededor de él se generan muchas situaciones extrañas que llevan a terminar la tira con una expresión de misterio exagerada hasta el absurdo; “Gente que anda por ahí” básicamente son personas normales en situaciones normales, sin embargo muchas de estas tiras guardan algún mensaje oculto sobre nuestra realidad; “Los Pingüinos” ya dijimos que aparecían en Bonjour pero ahora son más educados, también son más cultos, solitarios, relajados y curiosos, aunque si llega algún humano comienzan a portarse como uno se imagina que realmente se portan los pingüinos; “Alfio, la bola troglodita” extraño y excéntrico, siempre aparece haciendo algo raro; “El traductor de nombres de películas” una tira basada en hechos reales que tiene como protagonista a un ser odiado por muchos, un hombre que debe traducir los nombres de las películas extranjeras pero que lo hace sin ningún tipo de similitud con el título original, también hay que aclarar que este fue el primer personaje que tuvo Bonjour; “Martin y Olga” un niño con mucha imaginación y su amigo imaginario que, como si fuera un Pokemon, se comunica repitiendo su nombre, Olga, pero Martin siempre lograra entenderlo; “Las Ovejas” muy similares a los pingüinos pero más lanudas, muestran comportamientos extraños y semihumanos, pero si alguien se acerca, se comportan de la forma que cualquiera creería que se porta una oveja; “Lorenzo y Teresita” una pareja que nos muestra diferentes situaciones de la vida en pareja con, por supuesto, detalles un poco absurdos; “La Vaca Cinéfila” que me cae mucho mejor que el traductor de nombres de películas, ya que ella nos hace notar lo predecibles que son algunos géneros; “Z-25, el robot sensible” está programado para sentir moralmente, cosa que lo hace amante de la naturaleza y que siempre está preocupado por los demás; “Oliverio, la aceituna”, una aceituna que se encuentra con problemas que podría tener una aceituna si tuviera vida y conciencia; y seguramente me estoy olvidando de alguno.
           Hasta hace poco (algunos años) Lini realizaba historietas sobre su vida cotidiana publicadas semanalmente en la revista de cultura de La Nación, tituladas “Cosas que te pasan si estás vivo” las cuales recopiló en un libro muy lindo editado por la Editorial Común (editorial que tiene junto a su esposa Angie) y que, en cuanto abras el libro, te vas a sentir transportado a un mundo que en realidad está cerca, muy cerca, y si nos esforzamos un poco quizá podamos vivir experiencias similares a las que relata Liniers aquí.
Liniers, además de historietista, es músico… Nah, mentira, pero sí se va de gira con los The Nada (la banda de Kevin Johansen), mientras ellos tocan y cantan el señor Siri les va ilustrando las canciones, a veces desde un escritorio con una cámara arriba, otras en un mural gigante en una tarima detrás de la banda. Todo este amor que se tienen Liniers y Kevin –Nota de la editora: ¡yaoi!- los llevó a hacer juntos un libro llamado oops! (o isdoo, depende de cómo lo mires) en el que básicamente hacen lo mismo que en el escenario, Kevin pone las letras, Liniers pone los dibujitos.

           Podría seguir hablando de este maravilloso hombre porque él hizo infinitas cosas, pero 1. Esta nota se extendió demasiado y 2. Sobre el resto de sus trabajos no tengo muchos datos, quizá algún día investigue y haga una continuación. Pero, por ahora, si querés saber más sobre Liniers, tenés que entrar a la Fan Page deLiniers en Facebook (no es administrada por Ricardo, pero tiene todos los Macanudos desde el principio de los tiempos hasta el de hoy a la mañana), a su blog macanudo  (que en realidad lo tiene un poco abandonado) y a su Twitter  (Ahí sí, te enteras de todo).
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martes, 28 de mayo de 2013

Inferno de Dan Brown

Literatura
Inferno de Dan Brown

Por Ayelén Araujo

El famoso autor de El Código Da Vinci, Dan Brown, nos vuelve a traer al protagonista de esa novela, el profesor Langdon, en su nuevo libro: Inferno. En esta ocasión basado en el poema épico de Dante Alighieri: La divina comedia
Este protagonista ya atrapó a una enorme masa de lectores y generó controversias con el mundo religioso por tratar la teoría de la descendencia que Jesús podría haber tenido: estamos hablando de El código Da Vinci, que fue llevada a la pantalla grande protagonizada por Tom Hanks, aunque el profesor Langdon ya había aparecido en Ángeles y demonios, novela anterior que fue popularizada y adaptada al cine posteriormente.
            
    Son otros títulos de Brown La conspiración, La fortaleza digital y El símbolo perdido. Con ellos siempre cautivó, en mayor o menor medida, con una lectura fácil y atrapante, vinculada a los enigmas que se resuelven con una fórmula matemática detectivezca que enrola a los lectores en el proceso de deconstrucción de los misterios. Se agrega al factor atractivo un recorrido por lugares históricos a través de sus páginas y la relación con un tema de culto, detalle destacado porque puede funcionar como intertexto induciendo a sus lectores a interesarse por otra literatura.

Esta vez, el thriller comienza con el experto en simbología Robert Langdon despertando en un hospital de una alucinación simbólica que le indica una búsqueda, y una amenaza que está por desarrollarse. Transcurrirá por Venecia, Florencia y Estambul, debiendo evitar una artificial plaga letal.
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lunes, 27 de mayo de 2013

Especial - Solistas maculinos


Música 
Nunca falta algún adelantado a su época.

Por Jonathan Ilardi (@Gavroulis)

Nunca falta algún adelantado a su época, o por lo menos, nunca falta alguien que ve un poco más lejos que el resto. Hoy, señalaremos la obra de cinco solistas que tratan/trataron de revelar lo más profundo del universo musical a su manera. No es que sea "música de vanguardia", pero ser un músico solista, a pesar de las dificultades que pueda acarrear, provee cierta libertad para buscar ese sonido específico que hay en mente.

(Si tienen problemas para que el Flash Player muestre simultáneamente los cinco "cuadros" de YouTube antes de reproducir los videos, les recomiendo que primero se bajen la extensión Flashblock para Firefox -desde Complementos > Obtener complementos- o Chrome -desde Configuración > Extensiones-, y así poder cargar cada objeto Flash sin dramas en esta página.) 


1. Ben Lee 

Ben Lee es un músico y actor australiano ganador de varios premios musicales en ese país, principalmente por su disco Awake, is the New Sleep (2005), del que citaremos una canción. En el '93 comenzó su carrera musical como integrante de una banda de rock llamada Noise Addict. Sin embargo, a su etapa solista le dio inicio estando aún en ese grupo, cuando en el '95 sacó su primer disco, Grandpaw Would (1995). Con alrededor de 10 álbumes en su repertorio hasta el día de hoy, y uno de ellos que lo catapultó a la fama en su tierra natal, indudablemente Ben Lee merece un lugar en este listado de solistas buena onda. 

Ben Lee - Catch my Disease 




2. Mayer Hawthorne 

Mayer Hawthorne es el seudónimo de Andrew Mayer Cohen, un productor, cantante, compositor, multi-instrumentalista, sonidista, DJ y rapero estadounidense. Su música hace hincapié sobre el soul, podría decirse que es un gran referente actual de ese género. Aquellos que gustaron de la música de Amy Winehouse, le encontrarán también sabor a las canciones de este autor. En algunas canciones introduce levemente algo de rap, y ciertos invitados en ellas provienen de esa movida, como Snoop Dogg, por ejemplo. Citaremos una canción del disco How do You do (2011), el cual el propio Mayer cree que es su mejor obra hasta el momento, ya que involucra un sonido setentoso, orquestral y con ciertos detalles funkies. 

Mayer Hawthorne - The Walk 




3. Ryan Adams 

Ryan Adams es quizá un caso muy llamativo entre los solistas que aquí citamos. Pasó brevemente por varias bandas en su inicio, las primeras de espíritu bien punk, la última en esquema country. Tras la separación de esa última, su etapa solista comienza en el 2000. Desde entonces hasta ahora, y tras muchas otras bandas country (the Cardinals), metal (Werewolph) y punk (Pornography) -sí, el chico es MUY dinámico-, Adams tiene 14 discos como solista. La mayoría a razón de 1 por año, aunque en el 2005 llegó a sacar 3 obras en alrededor de 9 meses. Algo que sólo a un loco como él -o un visionario, tal vez-, se le podía ocurrir.
Más allá de las razones por las que sacar tantos discos entre poco tiempo, no puede decirse que no tiene talento, pues le sobra. Desde el disco Rock 'n' Roll (2003), citamos entonces, este tema. 

Ryan Adams - Burning Photographs 




4. Ben Folds 

Otro gran solista estadounidense es Benjamin Folds, más conocido como Ben Folds, claro. Cantante, compositor, multi-instrumentalista, fue el cantante y pianista desde el '96 hasta el 2000 de la banda Ben Folds Five, quienes luego se reunirían nuevamente en 2011. Durante ese período, Folds se desempeñó como solista, colaborando con otros músicos como William Shatner y Regina Spektor, y demás. Ofició de productor en el primer disco de Amanda Palmer, y hasta grabó el soundtrack de esa simpática película llamada Vecinos Invasores -del 2006- que citaremos luego. Ben Folds es un músico muy importante, que lo demuestra en todo derecho en su banda Ben Folds Five y que como solista explora ritmos jazzeros y rockeros con total habilidad.

Ben Folds - Rocking the Suburbs




5. Elliott Smith 

En una de las pérdidas más lamentables en la historia de la música, entre nosotros supo caminar Elliott Smith. Cantautor, multi-instrumentalista, como los demás mencionados. Su aspecto más característico era esa forma de cantar suave, casi susurrante pero en voz alta, que hace de cada canción un viaje único e inconfundible. Cada disco suyo es un mundo por explorar, por ver, por oler, por saborear, porque sus canciones son tan profundas y bonitas que no alcanza sólo con escucharlas. Elliott Smith es EL solista de los últimos años por antonomasia. Uno que nunca debe ser olvidado. Murió joven, a los 34 años, tras pesada dependencia del alcohol y drogas y una difícil infancia, en una situación que aún hoy no ha sido resuelta del todo. Sin embargo eso no evitó que la gente erigiera un monumento a su presencia cultural. En California -última ciudad donde vivió- aquél mural donde se sacó una foto para la tapa de su último disco, Figure 8 (2000), es hoy un recordatorio de cuán grande se puede llegar a ser a través de la música. 

Elliott Smith - Can't Make a Sound


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